domingo, 1 de febrero de 2009

Naranjas en la puerta

Capones, foie, verduras, rosquillas de alfajor, algas, marisco, aceite... Internet abre el cielo de las ventas a los pequeños productores y rompe la tiranía del intermediario
JULIÁN MÉNDEZ

Durante estos días Federico Aparici apenas duerme. Es tiempo de naranjas y las frutas maduras no entienden de horarios. Aparici es la cabeza visible de Naranjas Lola (www.naranjaslola.com), una empresa familiar pionera en la comercialización directa y en decirle adiós a los intermediarios. Lola lleva una docena de años en el mercado y envía, cada temporada, 160.000 kilos de naranjas recogidas en su finca de Cullera a domicilios particulares, a restaurantes y comercios de toda España. Un lujo.

Si usted se da una vuelta estos días por cualquier gran superficie descubrirá que los espárragos son chinos, los kiwis, de Italia y Nueva Zelanda, verá que las piñas vienen de Costa Rica y los aguacates llegan de México. Bien. ¿Pero es que las naranjas de mesa son de Chile y de Suráfrica en un país que es el sexto productor mundial!

«Esas frutas las recogen verdes, viajan en contenedores durante semanas y luego las hacen madurar artificialmente y les ponen cera para que brillen», protesta Aparici. «Yo las recojo del árbol y, al día siguiente, las tiene en su casa. ¿Y no le cobro hasta que las pruebe! Si no le gustan, no me paga», pregona.

Una caja de Naranjas Lola de 15 kilos cuesta 33 euros. Lola tiene miles de clientes y ha logrado, dice Aparici, acabar con la maldición de los productores agrícolas: los intermediarios. Aparici vende su producto a precio de frutería. Multiplica sus ganancias. A cualquier productor levantino, los mayoristas le pagan el kilo de naranjas a menos de 20 céntimos. Un kilo de clementinas se paga en origen a 11 céntimos. En la tienda se vende a 1,83 euros: 1.644 veces más caro. Un kilo de garbanzos incrementa su precio 353 veces desde el campo al comercio y el del cordero, 288 (de 4,30 euros a 12,38).

Aparici es un pionero. Viene del tiempo en que no había Internet y vendía su fruta por teléfono. Hoy, su ejemplo es seguido por cientos de productores que hacen de la venta directa y en la red sus mejores aliados. Uno de ellos está en Bilbao.

Se llama Lionel Nattes y vende foie-gras francés procedente de una granja artesanal, Agerria, de Saint-Étienne-de- Baïgorry (www.noespate.com), donde 8.000 patos pastan en libertad.

«Para el pequeño productor, este tipo de ventas es el futuro. No tenemos el volumen de distribución ni la capacidad financiera para entrar en las grandes superficies, que pagan a 90 días. Y el consumidor ahorra porque lo que encarece el producto son las comisiones de los mayoristas», subraya Nattes. «Las cadenas de intermediación obtienen, sin apenas asumir riesgos, márgenes de beneficio que, a menudo, superan el 450%», airea la Coordinadora Estatal de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos.

En España se están empezando a dar los primeros pasos para que esa triste tradición cambie. El Proyecto de Agricultura de Responsabilidad Compartida (Arco) agrupa ya a miles de productores y promueve sistemas de elaboración y de consumo eficientes y sostenibles. Puntos de venta directa e Internet son los nuevos caminos, los nuevos escaparates del consumo responsable, los lazos que unen al productor y a ese comprador que ahora tiene nombre, apellido y correo electrónico.

Poderoso comprador

Porque en el comercio digital, señala Lionel Nattes, el consumidor es una persona con poder y no un simple cliente más entre decenas de miles, con capacidad para «hundir o hacer famoso» cualquier producto con sus simples comentarios en la Red. «Y si mantenemos vivos a los pequeños productores cumplimos, además, una función cívica y de conservación del campo evitando su desertificación. Se trata de empresas pequeñas, respetuosas con el medio ambiente y que combinan la ética con la calidad. Es el futuro. Y un lujo para todos. ¿Cuándo había soñado un pequeño productor de Baïgorry con vender su foie a clientes en Bilbao, Majadahonda y Marbella?», se pregunta Nattes.

Noespate.com aparece en el listado de directodelcampo.com, un portal del grupo Intercom, donde se asoman 530 pequeños productores. Hay de todo: jamones de Trévelez, capones de Villalba, perrunillas y rosquillas de alfajor (de Cáceres), cabezas de cerdo ahumadas de A Cañiza, chacolí Beldui de Llodio, angulas Manterola de Guipúzcoa, alubias pochas con conejo de Villacedré, quesos de la Quesera Herenciana Cofer de Ciudad Real, lentejas de Veguellina de Órbigo, aceites ecológicos de Almodóvar del Campo... 2.187 referencias en línea.

«Hacemos visibles en Internet a cientos de pequeños productores que, de otro modo, tendrían muy difícil ocupar una buena posición en las visitas en la Red», explica su responsable, Salvador Umbert.

Directodelcampo.com recibe 8.000 visitas al mes y sus inscritos han realizado ventas por valor de 72.000 euros en el último trimestre. «Las ventajas para el consumidor son claras: el contacto es directo, el 'comercio' está abierto siempre, los envíos se realizan en 24 horas, con lo que la garantía de frescura del producto es total, los precios son ajustados y el productor, que quiere seguir en el negocio, ofrece siempre lo mejor de su producción», sostiene Umbert.

¿Compramos juntas?

El único inconveniente del sistema son los portes. El coste de la mensajería urgente (de 12 a 15 euros por pedido) está dando lugar a asociaciones espontáneas de consumidores. Cuatro amigas que encargan cuatro cajas de fruta o cinco compañeros de trabajo que piden (de una vez y para todos) otras tantas latas de aceite manchego ecológico.

Ese aceite manchego puede ser de Baos (www.aceitesbaos.com), en Almodóvar del Campo. Su gerente es Óscar León, ingeniero técnico agrícola de 33 años, que continúa con el vínculo con las almazaras que instauró su bisabuelo en la familia en 1909. Emplea a tres trabajadores fijos y a ocho eventuales y produce de 750.000 a un millón de kilos. Eso depende, dice León, de cómo se dé el año, porque el olivo, afirma, es un árbol muy vecero: unos años da y, otros, no.

«Con Internet, nuestro aceite puede llegar a mucha más gente. Antes lo encontrabas en Ciudad Real y punto. Estamos poniendo un aceite ecológico a precios muy económicos, al alcance de cualquiera. ¿El sistema? Me hacen un pedido, yo respondo mandando un 'e-mail' con mi cuenta y envío el aceite. Sencillo», subraya Óscar León.

Cinco litros cuestan 20 euros. Un paquete con cuatro latas, más los 15 euros del envío, se pone en 95. «Es un sistema inteligente de comprar y mucho más barato. En el aceite, la intermediación se lleva hasta un 80%», airea León.

Internet también es el campo de batalla de industriales innovadores. Como Antonio Muiños (de la firma www.portomuinos.com), empeñado en la venta de algas deshidratadas y en salmuera, de mejillones y erizos con algas, de conservas de hígado de rape (bendecido por Andoni Luis Aduriz, del 'Mugaritz'), de mejillones de calidad... Muiños descubre un mundo apasionante, de buzos que recolectan algas en apnea, que realizan hasta 300 inmersiones diarias con exquisito cuidado de no privar a las algas de su lecho vital.

Ahí vive el ramo de mar «con un sabor a percebe espectacular y 200 veces más calcio que la leche», el espagueti de mar o judía, el wakame, la ulva o lechuga de mar. «Hoy sale más barato comprar en la Red que ir a la tienda. Este es un mundo nuevo y las algas están en él», apunta Muiños. Hasta tiene una web de lo más entretenida, con simpáticos hombres rana flotando entre dos aguas.

Nécoras punto com

¿Percebes por Internet? ¿Besugo en línea? ¿Nécoras punto com? Pues sí. www.mariskito.com está en Vigo y pone centollas de la ría (34 euros/kilo), percebes (160), besugos, nécoras y peces de San Pedro (18,50), entre otros productos, al alcance de cualquier que se anime.

«Ofrecemos un producto que no se encuentra en cualquier parte, hablamos de pescado y marisco gallego», presume Fernando Cividanes. Su empresa compra a pescadores y mariscadores y luego embala y envía el pescado a sus 2.000 clientes. «Hay que adaptarse al cambio de costumbres. Hay gente, en pueblos, que quiere tomar un buen pescado y no tiene fácil acceso a él. Ahora puede», señala.

Adaptarse al cambio es lo que hacen Eduardo Reig y su esposa en Sariñena, en mitad de Los Monegros, con el cerdo y el cordero. «Los platos son de cosecha propia: pies de cerdo, costillas, carrilleras, manos asadas...». Eduardo está feliz tras el éxito alcanzado en Navidades con su pierna de cordero rellena con jamón y borraja y su Suprema de Monegros (de cordero deshuesado). «Ha sido un triunfo, je , je», sonríe.

«Somos una empresa familiar y los platos los inventamos entre Lourdes y yo. Empezamos con un paté de hígado de cordero, con la oreja y los pies de cerdo y nos fuimos liando con las carrilleras, las caretas y los magros con sus 'juguicos' para que cada quien le haga la salsa. Nos compran de toda España. Hoy, cuando todo está tan masificado, nosotros garantizamos que todos es de la zona», dice Reig (www.monegrosdereig.com).

En 2008, el comercio electrónico generó en España un volumen de negocio de 4.700 millones de euros, casi un 75% más que el año pasado. El 40% de los internautas compra ya en Internet. Dentro de poco, todo se podrá adquirir sin moverse del sillón. Y las naranjas, casi recién caídas del árbol, rodarán hasta sus pies.


ALGUNAS DIRECCIONES
Foie: www.noespate.com

Naranjas: www.naranjaslola.com

Aceite: www.aceitesbaos.com

Algas: www.portomuinos.com

Varios: www.directodelcampo.com

Marisco: www.mariskito.com

Carne: www.monegrosdereig.com

Fuente: hoy.es

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