martes, 3 de febrero de 2009

Google, no seas tan mala (don’t be evil)

Publicado el 02-02-2009 , por Javier Montalvo

Don’t be evil. O, no seas malo, es el lema corporativo informal con el que, desde hace casi una década, se ha dado a conocer Google, el mayor buscador de Internet y uno de los grandes fenómenos empresariales de la historia económica contemporánea.

Sugerido por un empleado de Google, Paul Buchheit, creador de Gmail, el servicio de correo electrónico gratuito de la empresa, el lema se refirió, originariamente, al modo en el que la empresa debía relacionarse con sus usuarios y, al tiempo, a la manera en que éstos deben utilizar la información a la que Google da acceso. Casi diez años después, la frase no sólo no ha perdido vigencia, sino que ahora, en plena batalla con los operadores de telecomunicaciones y los proveedores de contenidos por el dominio en el negocio de Internet, es más aplicable que nunca.

El lanzamiento por parte de Google de Measurement Lab (M-Lab), un servicio que permitirá a los usuarios disponer de información acerca de cómo funcionan sus conexiones de banda ancha, así como de la política de los proveedores de servicios (los ISP, como Telefónica, Orange, Ono y Jazztel en el caso español) acerca de si alteran o no la velocidad del flujo de datos, dependiendo del tipo de tráfico de que se trate, puede hacer pensar a muchos que la gente de Google no es tan buena como predica.

Seguro que es así. Lo que hace el gigante de Internet es advertir a los operadores, los dueños de las infraestructuras, imprescindibles para su propio negocio, de que los clientes, al contrario de lo muchas de estas empresas piensan, no son suyos.

Y es que el modelo de negocio de Google ha estado basado en la utilización universal de sus servicios, independientemente de cómo se conecten a ellos sus usuarios. A cambio, la empresa obtiene toda la publicidad que puede del uso de estos servicios, pero no se plantea, ni por asomo, intentar participar en el cobro de las conexiones. No tiene infraestructuras, ni experiencia, ni licencias... Al menos, así ha sido hasta ahora.

En los últimos meses, sin embargo, la compañía sorprendió al mercado al presentarse al concurso para obtener frecuencias de telefonía móvil con capacidad para Internet en Estados Unidos. Además, sus responsables, tradicionalmente al margen de los grandes lobbies estadounidenses, han multiplicado su presencia en los foros políticos, hasta tal punto que el consejero delegado del grupo, Eric Smith, forma parte del consejo asesor en economía del nuevo presidente, Barack Obama. Los movimientos no son gratuitos.

Desde la empresa han detectado que los operadores necesitan más ingresos para mantener su nivel de beneficios y de inversiones en infraestructuras. Los contenidos y la publicidad son sus objetivos. ¿Quién es el malo?

Televisión de pago y satélites
E ntre los expertos y analistas del sector es casi ya un lugar común aseverar que el negocio de la televisión de pago a través del satélite está muerto. Bajo esta teoría, las ofertas de contenidos audiovisuales con esta tecnología han quedado obsoletas ante la pujanza de la televisión a través de Internet. A diferencia del satélite, las redes de banda ancha ofrecen video bajo demanda, que permite al usuario ver su programa favorito en cualquier momento, pararlo y volver a verlo, como una cinta de video.

Pero, como la realidad no es blanca o negra, BSkyB, la plataforma de televisión vía satélite que el magnate Rupert Murdoch explota en Reino Unido, cerró el pasado trimestre con 171.000 nuevos clientes, con un parque que supera ya los nueve millones de abonados. Una mejora de contenidos y la extensión entre sus suscriptores de los contenidos en alta definición explican este crecimiento.

En España, Digital + sigue estancada en los dos millones de abonados, menos de los que sumaban hace seis años Vía Digital y Canal Satélite. Cuestión de mercado, de gustos, de oferta o de gestión.

Fuente: expansion.com

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